Miraba
con ojos inquisitivos
Hacerlo
con culpable fruición
Con
turbia sonrisa
Hacer
en los oídos pabellón con la mano
Contener
su agitación
Tenía
una hermosura violenta y gastada
Ama,
tu pie sobre mí
Ama,
habla sin reparo
Como
rosa encarnada estás
Tú
no le mulliste el lecho
Maldita
simiente farisaica
Adopta
un aire austero y reposado
Hábil
y espontánea lapidación
Declino
la oferta
Prodigarse
caricias
Marcharse
rezongando
Ella
se revolcó con un cualquiera
Traicionar
arteramente a su esposo
En
gesto de agonía
En
arrebato de avarienta pasión
Con
impaciente brusquedad
Buscar
febrilmente en sus vestiduras
La
petrificada mirada de ambas
Apremia
duramente a la sierva
Rata
escuálida
Gemir
ahogadamente
Rostro
surcado por el sabroso escalofrío del horror
Degustar
con solapada delectación
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